Qué sensación tan extraña,
aquella que sentí
al escuchar tu corazón.
Qué falsedad la que engaña
a todos en aquel viejo salón.
Por eso yo,
ya no sé qué voy hacer sin tu amor,
si no puedo escapar de esta llama
que incendia mi cuerpo.
Yo, ya no intento descubrir qué pasará,
y prefiero morir que aguantar lo que siento,
todo lo que yo llevo, lo llevo por dentro.
Qué sensación tan extraña,
llegó sin avisar y acorraló mi corazón.
Qué escondes dentro de tu alma,
que me hace alucinar y hasta perder la razón.
Por eso yo,
ya no sé qué voy hacer sin tu amor,
si no puedo escapar de esta llama
que incendia mi cuerpo.
Yo, ya no intento descubrir qué pasará,
pues prefiero morir que aguantar lo que siento,
todo lo que yo llevo, lo llevo por dentro.
Que me condenen a cien años,
que me destierren si te beso,
que me castigue Dios si peco,
y grito a voces que te quiero.
Que me condenen a cien años,
que me destierren prima si te beso,
que me castigue Dios si peco,
y grito a voces que te quiero.
Qué angustia siento en el alma,
pues tengo que callar, cuando en verdad quiero gritar.
Qué misteriosa la calma,
se oculta en el umbral de mi ansiedad.
Por eso yo,
ya no sé qué voy hacer sin tu amor,
si no puedo escapar de esta llama
que incendia mi cuerpo.
Yo, ya no intento descubrir qué pasará,
si prefiero morir que aguantar lo que siento,
todo lo que yo llevo, lo llevo por dentro.
Que me condenen a cien años,
que me destierren si te beso,
que me castigue Dios si peco,
y grito a voces que te quiero.
Que me condenen a cien años,
que me destierren si te beso,
que me castigue Dios si peco,
y grito a voces que te quiero.
Que me condenen a cien años,
que me destierren si te beso,
que me castigue Dios si peco,
y grito a voces que te quiero.
Que me condenen a cien años,
que me destierren si te beso,
que me castigue, ay, que me castigue Dios si peco,
y grito a voces que te quiero.
Cien años van a ser poquitos,
ya te lo digo yo.
Que me castigue Dios si peco,
y digo que te quiero.
Que me condenen a...
y no encuentro la calma,
que me condenen,
me envenenaste el alma.
Que me condenen, que me destierren,
que me castigue Dios, que me condenen a cien años.
Cien años me van a parecer muy pocos, corazón,
pa´ esperarte, ya lo quiera Dios.
Y yo te dejo mis sentimientos, mis sufrimientos,
entrego todo lo que tengo guardado aquí en mi corazón.
Lo que yo llevo por dentro.
Dámelo,dámelo, dámelo, dámelo, dámelo,
no me lo pongo yo.