Para no hacer de mi ìcono pedazos,
para salvarme entre ùnicos e impares,
para cederme un lugar en su Parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares.
Me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
me vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sè lo que es el destino,
caminando fui lo que fui.
Allà Dios, que serà divino:
Yo me muero como vivì.
Dicen que me arrastraràn por sobre rocas
cuando la Revoluciòn se venga abajo,
que machacaràrn mis manos y mi boca,
que me arrancaràn los ojos y el badajo.
Serà que la necedad pariò conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.