Las rosas trepadoras asesinas han abrazado a mi árbol favorito,
tan indolente y ciego es el abrazo que busca destrozarle las entrañas.
Las rosas trepadoras asesinas han elegido bien su compañero.

Maldita sea la senda dolorosa ajena a esta verdad incontestable.

No voy buscando tormentas hoy,
ya el cielo es bastante amenazador.

Salvajes y violentas las costumbres de aquel jardín que se halla abandonado,
las aves lo circundan temerosas y el zorro hace cama en su regazo.
Espinas doloridas y furiosas, en aquel jardín donde tanto hemos jugado,
acunan y protegen, en verano, secretas frutas venenosas.

No voy buscando tormentas hoy,
ya el cielo es bastante amenazador.

Del incendio, que todo ha devorado, cuidadoso conservo las cenizas.
Las guardo entre mil recuerdos fugaces que ya son algo más que compañía.
Si mueres amor mío antes que yo, si no pudiera arrancar la muerte de tu corazón
lo sembraré en el jardín para que puedas brotar radiante el próximo verano.

No voy sembrando tormentas hoy,
ya el cielo es bastante amenazador.


(Gracias a Tomás por esta letra)

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