Caminamos por colinas
de cebollas y metal,
por recuerdos de otras vidas,
cosas que han pasado ya.
Y aunque los huesos duelen,
cada paso duelen más.
Algo así no debería terminar.
Recorremos el camino
sin volvernos hacia atrás,
por columnas de ceniza,
por iglesias de cristal.
Y estamos bajo el agua
y estamos bajo el mar
pues se hace más difícil respirar.
Se acercan mis oídos
y hablan de lo que nos queda por pasar.
Y estallan los sentidos
en colores aún por inventar.
Y está claro,
no hay razón para dudar.
Y rezamos
para no volver jamás.
Compartimos lo que queda
y llegamos al final.
En castillos de madera,
de mercurio y de coral.
Y aunque el cansancio pesa,
cada día pesa más
Por favor jamás nos hagas regresar.
Se acercan mis oídos
y hablan de los que nos queda por pasar.
Y estallan los sentidos
en colores aún por inventar.
Y está claro,
los demás piensan igual.
Y rezamos
para no volver jamás,
para no volver jamás
Y rezamos
para no volver jamás.