Un crá­tico, crá­tico, crá­tico musical
desfilaba con los aires de quien sabe que conoce la verdad.
Solazá¡base cretinamente

en su plá¡cido remanso de pará¡lisis mental.
Sorprendá­ale lo estáºpidos que éramos todos los demá¡s
porque nunca tuvo ningáºn amigo
que lo fuera de verdad y que dijérale al oá­do:
"joder tá­o, cómo hueles, te has dormido en los laureles,
antes no eras un pelele.
¿Has estao viendo la tele o es empacho de pasteles?
Has perdido los papeles.
De verdad lo que no entiendo es cómo esperas
que la peá±a no se piense que tẠeres gilipollas,
de verdad lo que no entiendo es cómo esperas
que la peá±a no se piense que padeces un poquito de la olla
y de verdad lo que no entiendo es cómo esperas
que la peá±a no se piense que de cani te caá­ste de la cuna
y te abriste la cabeza, se salieron tus ideas,
se mancharon con el polvo y por eso son tan feas.
Y no tengo yo la culpa de que seas tan payaso,
ni tampoco de que sea tan patético tu caso,
ni que pronto llegue un dá­a en que te encierres en tu casa
cuando nadie esté dispuesto a que tẠle des la brasa,
que te sobran cuarenta tomos, tá­o plomo."



By Fistan Majere

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