Háblame en la hora calma de la media noche, háblame para que no se duerman mis sentidos. Háblame de lejanas tierras donde el único dios sea el sol, donde se vive al rumor de las hojas del sicómoro, mecidas de brisa y calor.
Cuéntame fracasos, vida, rumbos de pintores locos.
Háblame de la calima de las noches, cuando tu amante de amantes huyó. De Cartago a las puertas de Roma, de la Sevilla mora. De claveles de revolución, de las vueltas que da la tuerca,
de los amores que son prisión.
Va y viene mi alma de esponja, biene y va si tú me hablas, si tú me cuentas cosas. Barquera, monte, montera. Viene y va mi alma viajera, linda zagala, si me quisieras. Va y viene linda barquera, si tú me miras de esa manera.
Háblame en la hora calma de la media noche,
háblame para que no se duerman mis sentidos. Háblame de Cádiz fenicia, de la Córdoba que abrigaba su mezquita. De Chagall o de los poetas andaluces del destierro, de por qué claveles para una revolución. De las vueltas que da la tuerca,
de los amores que son prisión.
Va y viene mi alma de esponja, viene y va si tú me hablas, si tú me cuentas cosas. Va y viene mi alma guerrera, viene y va si tú me hablas, si tú endulzas la espera. Barquera, monte, montera.
Viene y va mi alma viajera, linda zagala, si me quisieras. Va y viene linda barquera, si me sonríes de esa manera. Barquera, monte, montera.
Barquera, monte, montera.