De menor a mayor,
desde el tallo a la flor,
del “no sé qué será”

al “me muero por vos”.

Es la aguja que se clava
de la una hasta los dos,
es el tiempo que no cuenta
entre un viejo y nuevo amor.

Se miraron al pasar,
se encontraron al bailar.

Como un remolino vino,
y al zapatear se inclinó
frente a su boca
y ella se dejó besar.

Ella es viento y lino, vino,
que al zarandear su pollera
va diciendo:
“soy la que te ha de llevar”.

Oh, oh, oh,
que a mitad de este escondido
va buscando otro lugar.

De menor a mayor,
desde el tallo a la flor,
del “no sé qué será”
al “me muero por vos”.

Es la aguja que se para
de la una hasta los dos,
es el tiempo que no cuenta
entre un viejo y nuevo amor.

Se miraron al pasar,
se entregaron al bailar.

En un remolino él vino,
y al zapatear se inclinó
frente a su boca
y ella se dejó besar.

Ella es viento y lino, vino,
que al zarandear su pollera
va diciendo:
“soy la que te ha de llevar”.

Oh, oh, oh,
y al final de este escondido
nadie los volvió a encontrar.

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