Siempre todos los días,
todos los días me quemaría,
jugando con el fuego lento.
En todas las cacerías ,
siempre metido en jaurías,
corriendo detrás de los conejos.
Porque me sigue una estrellita,
con su labor y es la mejor,
me dice y me aconseja en las noches claras.
Me plancha las camisas,
con su almidón y su calor,
me abriga y da saliva en mi almohada.
Voy para el cielo yo,
Oh, voy para el infierno yo.
No me queda solución,
me quedo de podenco.
Podenco mordedor y un poquito ladrador,
y otro poquito de silencio.
Aullándole al sol,
me quito este gripon con tiempo.
Podenco cazador,
cuan duro y migajón comiendo.
Asado en el carbón , puchero en el tazón,
y genio, mucho genio.
No importa subir la cuesta,
y aunque la cuesta va en línea recta,
y temprano levantarme en verano.
El viento de levante llega,
y si me merece la pena,
tenerte secare una azucena.
Porque la bola no estaba quieta,
se aparcó y en el furgón,
donde las agujetas son de paja.
Subido en la camioneta,
con mi reloj despertador,
ejes para mañana y mediodía.
(Gracias a Eriol por esta letra)