Tú me dices
yo te digo
y así empieza nuestra guerra cotidiana
yo me armo de adjetivos
tú conjugas el peor de mis pasados.
Y te apunto
donde duele
y te acuerdo el peor de tus pecados
tú reviras la ofensiva
y disparas donde sabes que haces daño.
Y en el campo de batalla
quedan muertos los minutos que perdemos
tú me dices,
yo te digo,
y así acaba nuestra guerra cotidiana
esta guerra sin cuartel que nadie gana.
Porque hablamos
y no usamos ese tiempo en darnos besos
en pintarnos con las manos
las caricias que queremos
y que no nos damos
porque siempre hablamos
de lo tuyo y de lo mío
del pasado y los culpables
mientras muere otro minuto
porque hablamos.
Ya te dije
que no es cierto
ya dijiste que tú no eres lo que digo
nadie cree
nadie acepta
cada quien defiende su utopía
y el fantasma de la duda
se abre paso en la frontera del futuro
y el presente moribundo
se consuela con lo poco que nos queda.
Y te quiero
y me quieres
pero somos más idiotas que sensatos
y aparece otro día
y nos van quedando llagas incurables
de esta maldita enfermedad de hablar de más.
Porque hablamos
y no usamos ese tiempo en darnos besos
en pintarnos con las manos
las caricias que queremos
y que no nos damos
porque siempre hablamos
de lo tuyo y de lo mío
del pasado y los culpables
mientras muere otro minuto
porque hablamos.
...mientras muere otro minuto
porque hablamos.

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