Yo quiero luz de luna
para mi noche triste,
para soñar divina
la ilusión que me trajiste.
Para sentirte tuya, tuya,
tú como ninguna,
pues desde que te fuiste
yo no he tenido luz de luna.
Yo siento tus amarras
como garfios, como garras
que se ahogan en la playa
de la farra y el dolor
y siento tus amarras
a rastras en mi noche callada;
que sea plenilunada,
¡azul como ninguna!
pues desde que te fuiste
yo no he tenido luz de luna
Si ya no vuelves nunca,
provincianita mía,
a mi selva querida
que está triste y está sola
al menos tu recuerdo
ponga luz sobre mi bruma
pues desde que te fuiste
yo no he tenido luz de luna.