Tú me recuerdas el prado de los soñadores
El muro que nos separa del mar, si es de noche
Tú me recuerdas sentada, ciertos sentimientos
Qué nunca se sabe que traen en las alas
Si vivos o muertos, si vivos o muertos
Me quito el rostro y lo doblo encima del pantalón
Si no he de decir tu nombre, si ajeno se esconde
No quiero expresión
Suelen mis ojos tener como impresos sus sueños, risueños
Tú me recuerdas las calles de La Habana Vieja
La Catedral sumergida en su baño de tejas
Tú me recuerdas las cosas, no se, las ventanas
Donde los cantores nocturnos cantaban
Amor a La Habana, amor a La Habana
Esto no es una elegía, ni es un romance, ni un verso
Más bien una acción de gracias
Por darle a mis ansias razón para un beso
Una modesta corona encontrada en la aurora
Tú me recuerdas el mundo de un adolescente
Un seminiño asustado, mirando a la gente
Un ángel interrogado, un sueño acostado
La maldición, la blasfemia de un continente
Y un poco de muerte, y un poco de muerte