La noche estaba despierta,
cubriendo el techo de la ciudad,
la luna estaba escondida
y no era noche para bailar.
Y tu, perdido en tu soledad,
intentabas abrir los ojos
y te daba miedo mirar,
te daba miedo mirar.
La calle arropaba tu cuerpo,
el mundo te veia de lejos,
solo te acompañaba tu humildad,
el frio, el hambre y el recuerdo.
El dolor se dibujo en tu rostro,
al sentir como alguien te gritaba con rabia,
y tus piernas buscaban la fuerza,
que dia tras dia le robó la mendicidad.
No pudiste aguantarlo y al dar un mal paso,
los palos empezaron a hablar,
no, de nada servía tu boca gritando,
pues nadie queria ver ni oirte.
El calor de tu sangre junto a tu cabeza
teñia de muerte la acera gris
sin tener la respuesta,
¿porque de este mundo fuiste apartado?
¿y odiado? y allí solo quedo tu cuerpo,
y el silencio...
Cuanto mejor no va la vida,
mas como tu veo en la calle,
que fuiste un excremento del bienestar,
es tan intolerable como cierto.
Este sucio mundo que dejaste,
fue quien decidió que terminara tu triste vida
y masacrado por los verdugos
que escupe y vomita nuestra rabiosa sociedad.
A nadie le importabas tu eras un mendigo,
y a ellos nunca les pasaría,
no, esta fria noche nadie quiso verte
igual que pasó toda tu vida.
El calor de tu sangre junto a tu cabeza,
teñia de muerte la acera gris,
sin tener la respuesta,
¿por qué de este mundo fuiste apartado?
¿y odiado?, y alli solo quedo tu cuerpo,
y el silencio....el silencio.