Из альбома: Constelaciones de requiems

Los olivos despliegan
La sinfona del horror
Al ser testigos
De un prohibido amor
Tan solo los cuerpos se intoxican
Con la sangre y el deseo
De la pesadilla del cielo
Lujuriosa magdalena
Insaciablemente ma
Te aventuras en el alma
De aquel pecado mortal
Reblandeciendo mi carne
Hasta desvanecerla
Magdalena adorablemente siniestra
Carpintero de mirada triste
Que codicias el tesoro
De la virginidad
Te cobijar en mis senos
Y alimentar tus deseos
Los ruidos de la noche
Incubaron sus sueos
Y el dulce roco los envenen
La envidiosa muerte los separ
De aquella realidad
Con tan solo treinta y tres
Magdalena, plida, estremecida
En la densa oscuridad
De aquel viejo bosque
Hbilmente lo ocult
Bajo la inmensa noche estrellada
Sus ojos cerr
Y desde lo hondo
De su dbil corazn
Su amor llor
El cielo despiadado
Clav sus negros ojos
En el centro de tan sucio
Y contrariado amor
Que a muerte hiri

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