No te puedo ver, no te puedo tocar, pero sigues aquí.
No te puedo oír, no te puedo mirar, pero sigues aquí.


Te inventaron una despedida, se empeñaron en decirte adiós, se consuelan con besar tus fotos, y en ese armario van buscando tu olor.

No saben que ahora vibras de otra manera, como las alas de aquel colibrí. Que en movimiento no podemos verlas y nadie duda de que están ahí.
Nadie duda de que están ahí.

No te puedo abrazar, ni sentarme a tu lado en el sofá, pero sigues aquí.
No, no podré escuchar el eco de tu risa nunca más, pero sigues aquí.

No comprenden que jamás te has ido, y tú nos miras sin saber qué hacer, porque este mundo vive tan dormido, hay mucho más de lo que los ojos ven.

No saben que ahora vibras de otra manera, como las alas de aquel colibrí. Que en movimiento no podemos verlas y nadie duda de que están ahí.
Ahora vibras de otra manera, como las alas de aquel colibrí, que en movimiento no podemos verlas y nadie duda de que están ahí.

Eres como el colibrí que mira desconcertado lo que hay a su lado.

Colibrí.

Pero sigues aquí, con alas de colibrí, aunque no sepan de ti, nunca has dejado de existir.


(Gracias a Laura por esta letra)

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