La noche me vino a buscar,
ya no sé dónde quiero ir,
parece que algo se rompió,
sólo hay espinas en el jardín.
Siempre me hablabas del perdón,
no sé porqué pero lo olvidé,
en el pocillo ya no hay café,
y en la alacena no tengo fe.
De todos los cuentos que leí,
ninguno tiene un final feliz.
En una carta te escribí,
tengo que volver a empezar,
está lloviendo sobre la ruta de los años,
voy bajo el cielo hecho un extraño.
Y tengo un montón de heridas de bala,
que brillan en mi espalda,
por eso me voy, por eso te escapas,
quemamos las mañanas.