Lluvia y muerte, es un día tan negro
que hasta el cielo aplasta el suelo,
que solo y triste estoy, señor

con mi viejo amigo el miedo.
Y mientras el mundo se esconde
yo me quedo con él y sus caricias
llorando, como solo puede llorar un hombre
en este jardín de las delicias.

Mis noches han sido un mar atormentado
charcos de luz fueron mis días,
he pecado forzando candados
también he cerrado algunas heridas.
Soy ejemplo de desdichados
malo a veces pero sin malicia,
esta es la historia de un hombre que ha llorado
en este jardín de las delicias.

Y como me, ves te has de ver
al oscurecer con un cirio penando
por encrucijadas y caminos,
cargando conmigo y un camisón blanco.

Este cuadro lo ha pintado el diablo
que también escribió esta canción,
la suerte que me ha tocado
ha sido un regalo envenenado de dios...o de los dos.

Hoteles de luces rojas de cuando en vez
acostado, desvelado en los peores garitos,
las sábanas sucias y calientes,
todo lo demás sucio y frio.
Entro, salgo, sigo la corriente
y termino en un callejon vacío
llorando, como llora un hombre
en este jardín de las delicias donde he caído.

Miradas brillantes en horas oscuras,
no veas todo lo que me he metido,
hasta he llegado a beberme la luna
y de milagro aún sigo vivo.
Pero ya me cansé de aguantar la noche
ya soporté mi ración de risas
y me voy llorando como llora un hombre
de este maldito jardín de las delicias.

Y como me ves te has de ver
al oscurecer con un cirio penando
por encrucijadas y caminos
cargando conmigo y un camisón blanco.

Este cuadro lo ha pintado el diablo
que también escribió esta canción
y la suerte que me ha tocado
que nunca viaje a tu lado.

Te lo deseo, sí...de corazón.

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