Va a salir mi tren ya puedo oler tu ciudad, llevo el pasaporte a punto de caducar, un neceser de canciones, una bolsa de intenciones y dos maletas llenas hasta arriba de razones.
Para verte desfilar por la estación con tus tacones, se enamora el revisor, se desmallan los vagones, descarrila el mundo, yo me hundo en el andén con el gesto de un idiota porque me vuelves a ver.
Y tu estarás nadando en una taza de café ahogando las horas porque me vuelvas a ver. Y yo estaré mirando en el paisaje buscando las señales que digan:
Llegaré hasta donde haga falta, la distancia no tiene importancia si acaba donde empiezan tus pies.
Viajaré en barco, en elefante, en tren; la distancia no tiene importancia si acaba donde estés.
Va a partir mi tren digo adiós a tu ciudad, mi pobre pasaporte ya no va a cicatrizar, la vida es una estúpida difícil de entender, las historias más tristes son las que siempre acaban bien.
Y tu estarás nadando en otra taza de café, ahogando las dudas por si me vuelves a ver. Y yo estaré mirando en el paisaje buscando las señales que digan:
Llegaré hasta donde haga falta, la distancia no tiene importancia si acaba donde empiezan tus pies.
Viajaré en barco, en elefante, en tren; la distancia no tiene importancia si acaba donde estés.
Que no tiene importancia,
que no tiene importancia,
Que la distancia es una trampa, que no tiene importancia.
Una ecuación de tiempo y velocidad, que no tiene importancia.
Un enemigo casado con el olvido, que no tiene importancia.
Que no tiene importancia.
Que no tiene importancia.
Y buscaré y viajaré sin importarme el lugar; se que al final te encontraré.
Que no tiene importancia.
Que no tiene importancia.
Desde Santiago a Berlin; desde París a Nueva York, hasta Perú.
(Gracias a Marianita por esta letra)