¿Para qué esperar una alabanza más si un día
flores de papel serán mi cruz y mis mejores galas?
Y macerará la alquimia de mi medicina
en tarros de cristal con agujeros en la tapa.
¿Y por qué esperar?, ¿para qué?
¿Y por qué esperar?, ¿para qué?
Coleccionarás las lágrimas de rojo teja
que yo derramé a tu puerta.
¿Y por qué esperar?, ¿para qué?
¿Y por qué esperar?, ¿para qué?
¿Y por qué esperar?, ¿para qué?
¿Y por qué esperar?, ¿para qué?