La Cantata del Diablo (Missit me Dominus)



In nomine Diabulus et
Belial, Satan, Lucifer, Astaroth et Yahve

Cae la noche, niebla eterna.
Ocáºltase ya la luz.
Frá­o yermo, rompe y hiela.
Lá¡grimas del corazón.

Sueá±a la vida que se ve morir.
En trozos de miedo es duro vivir.
Sueá±os de muerte, desvélate,
Santa condena, auto de fé.

En nombre de la áºnica religión
Dictamos sentencia y te condenamos
A la piadosa purificación
Del fuego y del dolor.

En manos de Dios tẠdebes de poner
Tu alma, tu hacienda y todos tus pecados.
Acepta a Cristo y encomiéndate,
Pues pronto dará¡s cuentas a á‰l.

Diabulus in Gaia
Missit me Dominus

Diabulus in Gaia
Missit me Dominus

Quisiera ser el viento
Para poder huir de má­.
Que calle el silencio, enmudezca el terror.
Quisiera no morir.

Me inventaré otra vida,
mis sueá±os decoraré
y los cubriré de tus besos -pensó-
Quemad mi alma también!!

¿Reniegas de Satá¡n, de sus obras y sus vicios?
¿De la Necromancia, de la Magia y el Tarot?
Yo soy la virtud de la Iglesia y sus principios.
Si no te arrepientes, tu alma se condenará¡.

Hoy la Libertad se ha quedado dormida y en silencio.
Hoy la Libertad ha cerrado por defunción.
Hoy la Libertad se ha muerto de pena y melancolá­a.
Hoy no hay Libertad, hoy Dios no está¡ aquá­ ni vendrá¡.

Quisiera ser olvido
para nunca recordar.
Quisiera ser brisa, y asá­ acariciar
la vida una vez má¡s.

Qué frá­a es la promesa
de otra vida junto a Dios,
si en esta ni estuvo, ni supo de á‰l.
La hoguera es su ataáºd.

Antes de morir y que el fuego haga su oficio,
¿aceptá¡is a Cristo, a su iglesia y su poder?,
¿renunciá¡is al Dios llamado Naturaleza?
Gaia es sólo madre del pecado y del terror.

Hoy la Libertad se ha quedado dormida y en silencio.
Hoy la Libertad ha cerrado por defunción.
Hoy la Libertad se ha muerto de pena y melancolá­a.
Hoy no hay Libertad,
Hoy Dios hoy no está¡ aquá­ ni vendrá¡.

In nomine Diabulus et
Belial, Satan, Lucifer, Astaroth et Yahve

Gaia
Gaia

Hoy la vida llueve penas,
gotas de desesperación.
Mis lá¡grimas son rá­os, venas
desangrá¡ndome el corazón.

La memoria de una mujer
son los besos que recibió.
En tus labios yo viviré,
y en tu olvido, yo moriré.

Hoy mis lá¡grimas se quieren suicidar
acurrucadas, morir en tu piel.
Han nacido secas, tienen sed.
Mi llanto hoy se quiere morir.

Como un beso prometido
a tu alma es mi voz.
Soy lo muerto, y lo vivido,
soy la calma, soy tu Dios.

Cierra los ojos y te llevaré
donde los sueá±os se hacen canción.
La vida duele, te curaré.
Duérmete y sueá±a, te acuna mi voz.

Hoy mis lá¡grimas se quieren suicidar
acurrucadas, morir en tu piel.
Han nacido secas, tienen sed.
Mi llanto hoy se quiere morir.

Si tus lá¡grimas se quieren suicidar,
guá¡rdalas, pues vas a llorar.
Llorará¡s océanos de Paz.
Duérmete, ya no hay dolor.

"En nombre de la Libertad,
la fe en uno mismo y la Paz,
quemad las banderas!!
No a la religión!!
Y que tu Dios sea canción
compuesta con el corazón.
Y que tu paá­s sea donde te lleven los pies..."

Missit me Dominus
Missit me Diabulus
Missit me Satanas

Ahora al fin soy aire, y mi maldición caerá¡.
El fin de ésta Iglesia muy pronto vendrá¡,
Mi voz despertará¡.

Hoy la Libertad se ha quedado dormida y en silencio.
Hoy la Libertad ha cerrado por defunción.
Hoy la Libertad se ha muerto de pena y melancolá­a.
Hoy no hay Libertad,
Hoy Dios no está¡ aquá­ ni vendrá¡.

Hoy la Libertad se ha quedado dormida y en silencio.
Hoy no hay Libertad,
Hoy Dios no está¡ aquá­,
Hoy Dios no está¡ aquá­,
Hoy Dios no está¡ aquá­ ni... vendrá¡.



El Salmo de los Desheredados (El Dios de los Tristes)


Padre Nuestro, de todos nosotros,
de los pobres, de los sin techo,
de los marginados y de los desprotegidos,
de los desheredados
y de los dueá±os de la miseria,
de los que te siguen
y de los que en ti ya no creemos.

Baja de los cielos,
pues aquá­ está¡ el infierno.
Baja de tu trono,
pues aquá­ hay guerras, hambre, injusticias.
No hace falta que seas uno y trino,
con uno sólo que tenga ganas de ayudar, nos bastará­a.
¿Cual es tu reino?¿El Vaticano?
¿La banca?¿La alta polá­tica?
Nuestro reino es Nigeria, Etiopá­a, Colombia, Hiroshima.
El pan nuestro de cada dá­a
son las violaciones, la violencia de género,
la pederastia, las dictaduras,
el cambio climá¡tico.

En la tentación caigo a diario,
no hay maá±ana en la que no esté tentado de crear a un Dios humilde, justo.
Un Dios que esté en la tierra,
en los valles, los rá­os,
un Dios que viva en la lluvia,
que viaje a través del viento
y acaricie nuestra Alma.
Un Dios de los tristes, de los homosexuales. Un Dios má¡s humano...
Un Dios que no castigue, que enseá±e.
Un Dios que no amenace, que proteja.

Que si me caigo, me levante,
que si me pierdo, me tienda su mano.
Un Dios que si yerro no me culpe
y que si dudo me entienda.
Pues para eso me dotó de inteligencia,
para dudar de todo.

Padre Nuestro, de todos nosotros,
¿por qué nos has olvidado?
Padre Nuestro, ciego, sordo y desocupado,
¿por qué nos has abandonado?

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