Secretaria,
la que no habla
siempre atenta, diciendo nada.


Te firmé mis veinte años
te ayudé a subir peldaños
y entre copa y copa me hice necesaria.
Y al negarme a ser amable me ignoraste
y sólo fuí tu secretaria.

Hemos compartido juntos
tus fracasos y tus triunfos
y hasta creo haber tejido yo tus canas
pero allá a las siete en punto
tú te ibas con los tuyos, yo a mi casa.

Fuí también la celestina
de tus citas clandestinas
y aprendí a estar bien callada
luego un guiño de malicia
una caricia de cumplido
y un gentil hasta mañana.

Era yo quien escogía
las flores que cada día
enviabas a tus jóvenes amadas
era yo quien te firmaba las tarjetas
hasta en eso secretaria.

Secretaria, secretaria
la que escucha, escribe y calla
la que hizo de un despacho tu morada
casi esposa, buen soldado, enfermera
y un poquito enamorada.

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