Llego tarde como siempre, ya lo ves.
¿Qué hora es?
No quiero contarte lo mismo una y otra vez.
Hablo poco,
bebo más de lo debido.
No digo nada,
todo en mí parece repetido,
y ahora siento que tienes cara de otro.
Solo quiero estar callada,
te veo fuera de foco,
y te esfumas poco a poco,
como el humo de un cigarro.
Y gritaré, gritaré hasta llegar a tí.
Gritaré, gritaré hasta llegar a tí.
Y si estás tan acabado,
fumigado, aniquilado,
arrasado y envasado por estar aquí a mi lado.
Gritaré, gritaré hasta perder la voz.
Porque cuando aura en voz baja,
no te paras a escuchar.
Sin más estaba en luna llena,
quedaba sin manada,
a punto de extinción.
Oscura como mi sombra,
que perdió tu silueta por error.
Y gritaré, gritaré hasta que encuentre una razón.
Soy el último primate convertido en francotirador.
Y ahora apunto hacia tu cráneo,
porque el pulso no me fallará,
me queda el desempate,
remitido y desarmado,
mi amor no fue lo bastante.
Y gritaré, gritaré hasta llegar a tí.
Porque el tiempo nos espera y nos dará la razón.