Entonces llegaste vos,
con tus aires de señor,
y sin pedirme permiso,
me robaste el corazón.
Busqué un solo rincón,
y me invadí con tu olor,
Me tocaste y ya sabías,
que en tus redes yo caía.
No te importa,
que me muera de dolor,
Que te mire y sienta que hoy sos,
el hombre de mi vida.
No te importa,
y ya no lo niegues más,
Vos no me podés cuidar,
nadie cura mis heridas, nadie más.
Nadie más,...