Cuando el diablo me habló de ti,
era el uno de noviembre,
no había nadie que pudiera ver

su sonrisa reluciente.

Y la calle se iluminó
y me dio un beso en la frente,
me dijo: un día tú vas a morir,
y serás mío eternamente.

Cuando el diablo me habló de ti,
yo no sabía quién eras,
pensaba que tenía todo el tiempo,
con el dinero en la cartera.

Me enseñó a volar sobre la mar
y a ver desde arriba las ciudades,
y desde allí te vi trabajar
y vi a los viejos en los hospitales.

Anoche pude irme con él,
lo supe en la carretera,
el viento aullaba y allí lo vi
con su risa, con su risa,
con su risa ...

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