Turbio fondeadero donde van a recalar
barcos que en el muelle para siempre han de quedar;
sombras que se alargan en la noche del dolor;
naufragos del mundo que han perdido el corazón;
puentes y cordajes donde el viento viene a aullar;
barcos carboneros que jamás han de zarpar;
torvo cementerio de las naves que, al morir,
sueñan, sin embargo, que hacia el mar han de partir.
Niebla del Riachuelo,
amarrado al recuerdo
yo sigo esperando;
niebla del Riachuelo,
de ese amor, para siempre,
me vas alejando…
Nunca más volvio;
nunca más la vi;
nunca más su voz nombro mi nombre junto a mi…
…esa misma voz que dijo «Adios!».
Sueña, Marínero, con tu viejo bergantin;
bebe tus nostalgias en el sordo
LLueve sobre el puerto, mientras tanto, mi cancion;
llueve lentamente sobre tu desolación…
Anclas que ya nunca, nunca mas, han de levar;
bordas de lanchones sin amarras que soltar;
triste caravana sin destino ni ilusion,
como un barco preso en la botella del figon…

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