No hay para mi un lugar,
ni por mí lo habrá,
que me arrope.
Ni hay buen calefactor
que me de calor,
sólo entonces
Yo lo sé
porque viene y se va.
Y aunque lo entienda,
no, no me consuela.
Y no sé
lo que hacer
entre tanto vaivén,
cuando empieza a doler.
Tan levemente
Surge mi traspiés,
Y es él
quien
me recuerda que
No hay para mí un lugar,
ni por mí lo habrá,
que me calme.
Ni hay hornos de cocción
para el corazón,
que desarmen
lo que sé,
porque viene y se va.
Y aunque lo asuma,
no pierde amargura.
Y no sé
lo que hacer
entre tanto vaivén,
cuando empieza a doler.
Tan levemente
surge mi traspiés,
y es él
quien
me recuerda que
No es tan normal
sentir estar
en el desierto
o en mitad del mar.
Ni entre un millar
dejo de estar
todo lo lejos que se puede
sentir
alguien.
Y es que
No hay para mi un lugar,
ni por mí lo habrá