Desterrada de este tu jardín
creo necesaria alguna recompensa
por haber traído tanto sol,
por haber regado con mi regadera.
Dejaré que escale tanta hiedra
que no pare hasta tapar la piedra.
Puestos a pedir quizás
el reparto de un metro cuadrado,
y cercarlo por cerrar
con alambre fino y enroscado.
Dejaré crecer tanto la hierba
que no vuelvas a tumbarte en ella.