Cuando era joven nos llamaban los halcones
y teníamos acciones en empresas destinadas a triunfar.


En una noche destruimos una torre
y perdimos cien aviones
en misiones de dramático final.

¿Adónde fueron a parar tantas razones?,
se preguntan los balcones y terrazas
que dominan la ciudad.

Un carcelero me mantiene en este tiempo,
atesoro los recuerdos
de mi añorado paraíso fiscal.

Y mientras va pasando el tiempo otro día mas...
Y mientras va pasando el tiempo otro día mas...
otro día más...

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