Cuando por la tarde te dije que en realidad no pasaba nada, tuve que bajar la cabeza para evitar tu mirada.
Y mi vida sería más sencilla si consiguiera explicar lo que pasa, no tendría que estar de rodillas suplicando las palabras.
Que las cosas cuando se estropean es muy difícil arreglarlas, lo que hoy te trae de cabeza se habrá pasado mañana.
Tiraste una piedra en el agua y vi las ondas que se acercaban pero nunca escucho, nunca atiendo, nunca me entero de nada.
El día que fuimos al bosque con tu caja de trucos de magia enseguida se hizo de noche y tú dijiste que te quedabas.
Yo era joven y fuerte entonces y no sabía lo que me esperaba, pero recuerdo que prometiste que ibas a estar por la mañana.
La próxima vez que te vea no va a servirte la misma trampa y tendrás que hacerte a la idea de que lo nuestro no se acaba.
Lo vi en una de esas películas de las que a ti tanto te gustaban. Pero nunca escucho, nunca aprendo, no sé que pasa que nunca me entero de nada.
(Gracias a Sara Loné Tierno por esta letra)