Ahora que no tengo tiempo
ni de mirarme al espejo
y ni de ser carpintero
de los muebles viejos de mi corazón,
ahora que vivo tan lejos
de la casa de mis viejos,
ahora que soy esperpento en el circo
y que llevo follaje por dentro
voy a decirle a este viento que coja carrera
y reparta silencio
y así escribo versos
y así desperezo
y así me contento
y así me lo invento.
Ahora que visto de preso,
que no te robo ni un beso,
que no me como tus pechos
ni empapo mi cuerpo con tu sudor,
ahora que me estoy pudriendo
en un castillo de yeso,
ahora que no queda tiempo
ni de peinarse el alma
voy a decirle a este viento que coja carrera
y reparta silencio
y así escribo versos
y así desperezo
y así me contento
y así me lo invento.
Ya he mirado con mis ojos
y he palpado con mis manos
nacer masas de despojo,
arrodillarse hoy en vano,
majestuoso planeta
vagar ya perecedero.
Ya me han dado en el tomate
algún hachazo certero
de esos que te da la vida
y que te empapan de miedo.
También me empapé de vicio
y sé que terminé en cueros
a la intemperie, sin techo
y sin más manta que el cielo,
y el tiempo...
el tiempo es un chivato cabrón.
El tiempo es un chivato cabrón
que nos pone en nuestro sitio
y ni los cañones de Navarone
ni la vergüenza vestida de blanco
empuñando un barrote de cárcel
ni amando un camino de lágrimas
que le da la espalda al odio
tuerce un ápice de cronos
se espera paciente
a que pisemos la trampa mortal
que juzgue nuestro azahar.