Ha de volver la esperanza. Nos ha de
abrigar, besarnos las frente
cambiar las mentes, sanar al hombre

y mostrar qué puede hacer.
Ha de volver la esperanza. Ha de
golpear con toda su rabia
y devolvernos la fe.

Se acabó ya el tiempo de rogar y de
alimentarnos de sueños que caerán.
La nueva confianza ha de suceder,
en justa venganza, a tanto terror.

Y volver a empezar. Empezar en
Jerusalén, Nueva York y Bagdad.
En Kabul, en Jerusalén. regresar a
Madrid a Chechenia y Jerusalén.

Ha de volver la esperanza. Ha de
iluminar las calles desiertas.
Ha de avivar las cenizas del
desengaño que nos legó.
Demostrarnos su fuerza, secarnos
las lágrimas de impotencia
y conquistar nuestra fe.

Se acabó ya el tiempo de rogar y de
alimentarnos de sueños que caerán.
La nueva confianza ha de suceder,
en justa venganza, a tanto terror.

Y volver a empezar. Empezar en Jerusalén,
Buenos Aires, Sudán, Cuba, Angola y Jerusalén.
En Ruanda, en Beslán, en Donosti, en Jerusalén.

Y volver a empezar en Somalia, en
Jerusalén, Cachemira, Estambul,
en D.F., en Jerusalén, en Nigeria, en
Pekín, en Liberia, en Jerusalén,
en Costa de Marfil, en el Congo y en Jerusalén.
En Guantánamo, Haití. Etiopía y Jerusalén.

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