Quiero saber
qué extraño poder
esconde tu mirada.
Mientes tan bien
que finges creer
tus cínicas palabras.
Oh, oh, cállate. Oh, oh, déjame.
Hay en tu voz
un aguijón
letal como una espada.
Aparta de mí
no vayas a dar
sentido a la venganza.
Oh, oh, cállate. Oh, oh, déjame.
Yo no quiero nada,
yo no espero nada,
sólo pido que te alejes más
y más y más de mí.
Todas tus promesas
ya no me interesan,
eres un cobarde;
dime a quién pretendes tú salvar.
Esa canción de tu seducción
está desafinada.
No soy tu nación
y mi redención
no exige una cruzada.
Oh, oh, cállate. Oh, oh, déjame.
Yo no quiero nada...