Giro el anillo sobre mi dedo
y estuve a punto de amortajarme...
la noche entera se despojaba
sobre la calle, sobre la calle.

- ¡Me voy ahora!
- ¡No! ¡Por los clavos de Cristo!
¡Quédate! ¡Quédate! ¡Quédate!
¡Quédate! ¡Quédate!
Entre mis pulsos corría un perro
sucio de sangre
- ¡No! ¿No me dejes...!
- Mi vos estaba
llena de miedos y de cristales...
- ¡Porque yo fuera de ti en el mundo
no tengo a nadie, no tengo a nadie!
No tengo a nadie
No tengo a nadie
hubo un silencio...
sobre mi boca
cayó la tuya...
después, el aire
movió el visillo, como bandera
blanca de paces...
fuera, la noche se desangraba
sobre la calle, sobre la calle...

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